Uno de mis meses preferidos, octubre, ese mes donde poco a poco va llegando el frio, donde cada vez la noche cae más temprano. Ya es otoño, una preciosa estación, la más reflexiva y cuando más pensativo me pongo. Intento en estos días reconducir mi vida y mis objetivos, afrontarlos con diferente perspectiva, siempre con optimismo de que las soluciones sean mejores que las pasadas.
Los problemas, o mejor dicho, el problema mayúsculo, ya es tratado como algo exterior, ya no siento tanto, he impermeabilizado mis sentimientos. Mejor, por que el mal de amores es difícil de tratar. Ahora miro por otras cosas, mi futuro, con un negro panorama en lo económico planeo formas de obtener ingresos, aunque está jodida la cosa.
No es fácil compatibilizar todos los planes que quiero llevar a cabo, pero siempre hay que renunciar a ciertas cosas para que otras tengan mejor recompensa. Ahora quiero estresarme para que en próximos meses, cuando el frío sea más insoportable, tenga la oportunidad de meterme en la camita a descansar. No hay que repetir errores del pasado, en la planificación esta mi éxito.
Por cierto, cumplí ya mi sueño, he ido al Ciutat de Valencia dos veces, ese recuerdo ya no me lo quita nadie. Estos días me he puesto a analizarlo, se puede ser más feliz de lo que soy ahora? Probablemente si, pero no me importa ni me obsesiona, ojala toda mi vida tuviera la misma sensación que en estos días. Me río en clase sin parar, atiendo, hay futbol, tengo buenos amigos y cierto tiempo libre, que más puedo pedir?
Que bien me vienes querido Otoño, querido Octubre, querido mundo, aunque como siempre digo en estos casos, el saber que existe sufrimiento en otras partes del mundo hace que mi felicidad no sea completa. Cuanto más feliz soy, más rabia me da que haya injusticias en el mundo. Y ahora que doy periodismo político, más consciente seré de los problemas que hay en todo el mundo.
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