viernes, 20 de enero de 2012

Enero

No he escrito antes esta entrada mensual en la que describo mis sentimientos, sinceramente porque no hace falta, en la anterior entrada resumo todo lo que necesitaba decir. Si, desde que empezó el año solo tengo puestos los sentidos en el reto, y aunque puede parecer muy plasta, es la realidad, yo cuando me encapricho en algo, lo elevo hasta la obsesión.

No se si capricho sería el caso, lo llamaría oportunidad de demostrarme a mi mismo si soy capaz, ilusión no me falta, esperemos que el tiempo acompañe y no solo al climatológico. Pero bueno, ya he hablado bastante de este tema y eso es gracias a la relajación a la que estoy sometido. No tengo presión, la faena de la universidad la hice cuando la necesitaba y este mes ha sido para disfrutar.

Efectivamente, lo he disfrutado, por fin unas navidades tranquilas, sin tener que levantarme pronto para estudiar. Quizá he echado de menos el frío, unas navidades que más bien se parecían a las pascuas por las temperaturas que ha hecho. Me levantaba e iba al ordenador, he visto muchos capítulos de mis series preferidas, algo que no se si desde ahora podré seguir haciendo.

Soy feliz, tengo buenas perspectivas para este año, pese a que el Ministerio me denegó la beca. Ayudaré a mi madre a pagarla, no voy a dejar que sea ella la que cargue con todo el pago, para eso es mi carrera. Una carrera de la que ya estoy renegando, la sacaré adelante, pero ya no me motiva, y empiezo a pensar que lo único me liga a la universidad son los compañeros que tengo.

Bueno, no hay mucho que contar en este mes de Enero en el que soy un año más viejo. Cualquier cosa que pudiera contar sería caer en la repetición, pero me resulta inevitable. Todos los caminos llevan al 16 de Marzo, pero sacaremos de la chistera otros motivos para obsesionarnos y aplazar el deseo. Por ejemplo el Levante, el teatro de los sueños al que iré en muchas ocasiones estas próximas semanas.

martes, 10 de enero de 2012

Cuando los sueños, sueños son


2012, ese año que en Madrid soñaban con tener unas olimpiadas. No se si ese sueño suyo era tan fuerte como el que tengo yo ahora mismo. Hay personas en el mundo que semana tras semana inundan los medios de comunicación con sus históricos hechos, sus enormes hazañas, sus triunfos inigualables, sus retos cumplidos en definitiva. Soñamos frecuentemente cuando vemos esos éxitos en ser nosotros los protagonistas, en cumplir nuestros deseos. Personas que los llevan a cabo y otras que se limitan simplemente a soñar, pero que no pueden realizarlos. 

En esta fugaz existencia y que por fortuna en la actualidad nos deja medios para realizar nuestros deseos, conviene soñar y levantarnos con ganas de llevar a cabo actividades que desarrollen nuestra alegría. En esta vida hay muchas penas, pero de vez en cuando también sorpresas alegres, felicidad si hemos hecho realidad un proyecto que teníamos en la mente y que nos ha costado como se dice “sangre, sudor y lágrimas”. Penas he tenido en el pasado 2011, también momentos felices, pero ahora estoy en una extraña situación. Siento miedo, alegría, preocupación, pero todo en una misma dirección, un sueño metido entre ceja y ceja que se debe cumplir en el mes de Marzo. 

Me cuesta centrarme en otras cosas, tan solo el futbol me sirve para evadirme de esa obsesión, y no siempre. Tengo ganas de llevar a cabo el mayor reto que en mi vida he realizado. Algo que me haga sentirme orgulloso de mi fuerza de voluntad y de mi capacidad para sobrepasar obstáculos. Necesito algo así en mi vida, opinareis que a las personas no se les reconoce por sus éxitos sino por su forma de ser con la familia y los amigos. No tengo nada que decir al respecto porque es verdad, pero esa virtud la tenemos innata en muchas personas. 

No es cuestión de mirar por encima del hombro a los demás, va encaminado hacia el propósito de destacar en alguna faceta, y desde que vine a este mundo siempre me ha costado ser mejor que alguien en alguna actividad. No se hacer buenas noticias, redacto mal, con muchas faltas de ortografía, no se tanto de fútbol como otros y tengo rasgos de personalidad que no me hacen el candidato perfecto para recibir el nobel de la paz, pero al menos soy capaz de soñar con un reto y dejarme la piel por llevarlo a cabo. Desde que empezó el año, tengo un sueño, un único sueño en mi mente, y voy a hacer todo lo posible y lo imposible para que pase de ser sueño a realidad.