He aparcado el blog, no está bien, pero compromisos han
hecho que dejarlo para atrás haya coincido con estas fechas en los que todos
abrimos el corazón. Y aunque tampoco tenga demasiados motivos ahora para
asegurar que soy feliz respecto a cuando decía que no lo era, si ha cambiado la
actitud. Es extraño, porque hasta hace unos días mi mente tenía como objetivo volcar
cosas negativas en esta entrada.
¿Que ha hecho la actitud? Siempre que empieza año nuevo
hacemos propósitos. Pues uno de ellos es ver el vaso medio lleno y lograr
apartar los fantasmas que me empujan siempre a la frustración. La manía de
compararse, de querer ser como los demás, de coger referentes y autoculparse de
no ser como ellos, venirse abajo por la impotencia. Basta ya, cada uno es como
es y debe ser fiel a lo que le ha hecho así.
Los pequeños detalles que sacan una sonrisa. Un paseo, un
almuerzo, una sonrisa, un mensaje de los amigos que siempre han estado ahí
desde que crucé la primera palabra con ellos. Mi gente, la que se alegra de mis
alegrías, las que me apoya en los malos momentos. Es verdad que no son muchos,
pero lo importante es que sean buenos. Más cantidad no significa más calidad.
La memoria selectiva del 2012, La Ruta Fallera, mi Levante, tener
un micrófono donde hablar de lo que más que gusta, seguir con Pelotas en
Alemania, tener salud….Es complicado recordar todas las cosas, pero lo bueno
siempre estará presente y el tiempo eliminará lo malo. Porque a la larga es lo
que debe permanecer, porque solo con lo bueno será más fácil tener la
felicidad.
Queda muy poco para empezar el año nuevo y ojalá cambien
algunas cosas en mi vida, pero que otras no solo permanezcan, sino que mejoren.
Pero para eso necesitamos cambiar la actitud, lo he intentado varías veces,
pero no con convencimiento. Igual ese es el mejor propósito que puedo hacer.
Creerme de verdad que con actitud, los fantasmas desaparecerán y en 2012 fue la
última vez que fueron vistos.
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