lunes, 17 de septiembre de 2012

Pròxima parada: Facultats


Com si m’estiguera esperant a l’estació, un senyor em pregunta si els horaris de passada de Metro des de Facultats a Benimaclet són els correctes. No soc treballador de l’empresa, però com si entenguera del tema, tracte d’ajudar-lo en tot el possible, com faria jo en el cas de trobar-me en eixa situació. Solament estem nosaltres dos en la sortida de Facultats que fa cara a Geografia e Història. L’home se’n va, agraït, però tampoc convençut al 100% de  les meues explicacions.
Tan sols un minut després agafa el metro que el durà al seu destí i surt una trentena de persones. M’esperava gent jove i efectivament, molta joventut amb cara de circumstàncies. Em miren com si tingueren por de que en qualsevol moment els assaltara oferint-los un servici de mòbil. Potser els agradaria, ja que no son pocs els qui tenen el seu aparell a la ma com si d’una extremitat de cos es tractara.
No presten atenció a tot allò que la espècie humana ha construït. Preferixen contemplar a la gent de forma virtual a fer-ho del seu entorn, on la te en carn i ós. Però clar, tot va relacionat, dels dotze panells publicitaris en eixa part de l’estació, set anuncien una “black berry. Una dona s’ha quedat dins, no para de rebuscar a la seua bossa de mà, després de cinc minuts aconsegueix trobar el bitllet i em dedica un somriure.
La dona presta relleu a un xic jove que entra per endur-se la recaptació de la màquina de bitllets, i en cap moment ha soltat el seu mòbil per fer la tasca. Per a que diguen que els homes no poden fer dues coses a la vegada. Altre metro que aplega, en direcció al Aeroport, menys persones que a l’anterior però mateixes cares de circumstància, poques paraules en veu alta, pocs somriures a la vida, el soroll de la rutina, la cara de la rutina, un article perquè no dir-ho? Per a la rutina. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El éxito

El éxito, según la RAE puede significar el resultado feliz de un negocio o actuación. En mi caso ni estoy dentro de un negocio y creo que mis actuaciones suelen ser desapercibidas. Existe otro significado que es el que más se adecua a lo que quiero expresar en esta entrada: "Buena aceptación que tiene alguien o algo". Es curioso, me esperaba una definición mucho más compleja y larga, pero ha quedado bastante bien resumido en apenas siete palabras. La aceptación es algo que en teoría todos necesitamos para ser feliz, necesitamos ser aceptados por la familia, por los amigos, compañeros, el entorno social que nos rodea. ¿Necesitamos? si, he dicho necesitamos usando este verbo demasiado a la ligera. ¿Se puede ser feliz sin que la gente te acepte? Se podría decir que si, al menos no tendrás miedo a pensar y hacer lo que quieras. Es una pena que muchos problemas psicológicos y personales vengan por el "que dirán". 

Se habla demasiado de eso llamado orgullo, del que somos únicos y nadie nos va a cambiar, es como si quisiéramos aparentar que somos superhéroes por tener unas ideas y defenderlas al máximo. Y en muchas ocasiones, esas ideas no cobran sentido si alguien no las acepta y te da la razón. No me gusta, no me gusta hacer todo lo que hago buscando el elogio fácil de las personas para que vean lo "guay" que soy. No me gusta nada depender de otros para ser feliz, como si un "tienes razón" fuera a solucionarte la vida. No me gusta incluso que esta entrada la esté escribiendo con ese mismo objetivo. Quiero ser yo mismo, una persona que nunca he tenido una enorme aceptación, pero que me he mantenido firme en las convicciones de lo que me gusta y quiero pensar. No he sido una persona con éxito y según pasan los años creo que no lo seré, al menos por méritos propios. 

He tenido apoyo de mi familia, aunque nunca me lo hayan dicho en voz alta, también de algún amigo esporádico que de vez en cuando se acuerda de mí. Pero por lo general no he tenido aceptación, aunque tampoco me hayan dicho claramente que no me acepten. Y eso es quizá lo triste, el causar indiferencia allá por donde vas, que las opiniones se queden en el aire y no vayan a ninguna parte. Pero bueno, tampoco debe preocuparme a partir de ahora, dicen que es bueno reconocer las cosas y yo ya he descubierto mi sitio en el mundo. No espero un éxito social, si espero el éxito personal, el de saber que pese a la aceptación de un público social, he logrado ser feliz a pesar de mis ideas y mis gustos extra vagantes. Y si alguien se ha molestado en leer esto, espero que al menos le haya echo reflexionar. Aunque si nadie lo lee, debería darme igual, porque será la primera piedra que ponga yo de ese éxito que pretendo construir. 

Valencianista?

M’agradaria exposar la meua humil opinió sobre aquest sentiment anomenat “valencianisme”, pot ser el coste més d’un enemic, però així veig jo les coses i ningú em podrà acusar de demagog. Valencià és qui naix a València, qui tracta de que la ciutat millore cada dia. No és més valencià qui més adore a la Xeperudeta, qui més estima li tinga a les falles o qui més s’emocione amb la senyera. Aquestos tres exemples no diexen de ser simbols de la ciutat, elements que cadascú pot elogiar o ignorar en la seua total llibertat. Tenim certa tendència a posar etiquetes i ser radicals, si estimes la senyera diuen que ets blaverista, i jo crec sincerament que molts valencians no saben ni que vol dir eixa paraula. Si defenses la llengua t’etiqueten de catalanista ¿i que? És un delicte ser catalanista? Més podriem aprendre d’ells en lloc de buscar enemics. Tenir estima a Catalunya no implica odiar la cultura valenciana, tot el contrari, veiem en Catalunya un referent per a que València explote al màxim les seues arrels i tradicions. Açò significa que odiem Espanya? No, rotundament negatiu, ni tots els catalans volen la independència ni tots els catalans volen invadir València (tonteries de la transició que molt tenen a veure Las Províncias). 

Com ja sabreu, soc d’ esquerres, però això no significa que defense totes les seues actuacions, no hem casaré amb cap ideologia. M’agrada València, m’emocione amb la senyera i no soc blaverista (menja-teu com pugues però és així)  ni del PP, m’emociona veure a la nostra patrona i no soc devot, simplement es un símbol de la ciutat que amaga moltes emocions darrere i que per motius familiar aprecie. Crec en una València millor, que defense la llengua com un patrimoni únic en lloc d’invertir tants diners en complexes immobiliaris, en totes ixes institucions que més que fer bé a la nostra cultura, la van destruint. I per supost, m’agraden les falles, que a qui les relaciona amb la dreta, li recomanaria que escarbara en la nostra història per veure amb quin motiu es plantaven els primers monuments. Valencianista és per tant qui defensa una ciutat millor, independentment del mitjà que empri, però que sempre tinga en compte el respecte a totes les manifestacions culturals i que en lloc de rivalitzar amb altres cultures, tracte d’incorporar-les o aprendre d’elles. Perquè sols així s’aconseguirà una convivència en harmonia que beneficie a tots.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Septiembre


En la última entrada mensual pedía a alguna alma caritativa que me pudiera dar trabajo este verano. Como si alguien se hubiera puesto a trabajar en ese deseo, me llegó la oportunidad de estrenarme en el mundo laboral. Era bastante extraño que tal y como están las cosas, me hubieran buscado en casa para ofrecerme un empleo que obviamente no era tan bonito como me lo pintaban.

Como soy una persona que le gusta sacar el lado positivo de las cosas, me quedo con la solidaridad entre compañeros, buen ambiente, risas, y es que al fin y al cabo todos buscamos el mismo objetivo, ganar dinero para pagar las necesidades que cada uno tenemos. Pero como pasa la mayoría de veces, las madres tienen razón, y eso que yo llevaba no era vida para una persona.

Quien sirva para comercial adelante, pero no es mi caso. Llámenme vago, frágil, poco resistente al esfuerzo físico, sin aguante, como quieran, pero soy así. Yo no imagino mi vida con 40 años y trabajando desde las 7:45 que salía de casa hasta las 23:00 de la noche que llegaba en la mayoría de ocasiones. Aspiro a algo más que no sea llamar puertas sin estabilidad, aunque ello suponga ganar menos de lo que ellos decían.

No persigo un trabajo con el que forrarme, sino que me ayude a levantarme cada día sabiendo que encontraré premio pro hacer algo que me gusta. El trabajo de comercial me ha servido para conocer gente maravillosa, pero al fin y al cabo lo que hacía era intentar sacarles el dinero, y eso no me hacía estar plenamente orgulloso. Si busco servir a la gente con mi honradez y a ser posible dormir con una sonrisa.

Ahora toca volver a la universidad, a la rutina que llevo desde que entré en el colegio allá por 1995. Presumiblemente este sea el último año de estudio de mi vida, aunque puede que la vida me depare sorpresas. Todo conduce a lo mismo, acabar en el paro hasta que pase el chaparrón de la maldita crisis. Pero quien sabe, pelearé lo que haga falta por buscar eso que tanta gente persigue, dinero para poder vivir.