Ya llegó Septiembre, el último mesecito que tenemos de verano, y me da realmente pena, ha sido un verano magnífico y no me apetece nada volver a la rutina de estudio, trabajos y clases. Aún hace calorcito, pero por la noche hay un frescor especial, ya no hay bochorno y espero que no vuelva hasta el año que viene. Como para todo estudiante, el inicio de curso es el inicio del año y donde debemos hacernos propósitos.
He decidido darle un pequeño giro a mi vida, disfrutar más de las cosas y no tomarme el estudio tan en serio, eso sí, sin descuidarlo. Quiero hacer cosas distintas, quiero viajar, aunque solo sea por los pueblos de los alrededores, amortizar mi bono mensual de metro. Quiero ver imágenes diferentes de las que pasan por delante de mis ojos habitualmente, quiero respirar otros aires, conocer casas nuevas…..tonterías.
Quiero también seguir con mi famoso proyecto fallero, es más costoso de lo que esperaba, pero tengo la sensación de que todo ese esfuerzo vale la pena. También me apetece como nada estrenar mi abono para el Levante, ya falta poco. Septiembre significa volver a clase, pero también ver a muchos amigos, a mis amados compañeros que son lo único que añoro de la Universidad.
Me apetece sentir el frío de la mañana, ese frescor que avisa de que el otoño está cerca y que hace mover los árboles de forma suave. También esas lluvias otoñales, me gusta esa imagen de ver el cielo nublado contrastado con el verde de las plantas y un olor especial. Un día nublado es para mí un día alegre, será porque tengo demasiado visto al Sol y su potente luz.
Aprovecharé al máximo estos pocos días que me faltan de vacaciones, pero no tengo la más mínima intención de renunciar a la alegría. Mi lucha este año será por mantener la alegría, transformar las malas noticias en buenas, ver el vaso medio lleno, sacar la parte positiva y no dejar que nada estropee mi sonrisa. ¿Te parece buen propósito o se te ocurre alguna alternativa?
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