lunes, 18 de julio de 2011

Especial

Anoche, aprovechando que hacia frescor al lado de la ventana, me puse a escuchar música antes de dormir. La tranquilidad que hay al estar a oscuras hace que las letras se escuchen con más atención y dar vía libre a la imaginación para pensar. Con la canción “inmortal” de LOVG me acorde de esas pequeñas cosas que nos hacen sentir especiales.

Como mola perder la noción del tiempo, olvidarse de qué dirán, seguir a los impulsos para hacer esas tonterías, en ocasiones chiquilladas, que nos sacan una sonrisa. Fijarse en cosas que nadie se fijaría, darle importancia a los detalles. Solo o acompañado, a veces mejor solo si no consigues rodearte de personas que puedan entenderte.

Subirse a una farola, mirar por la ventana, jugar con un peluche, tocar esa planta, tirar una piedra, acariciar el agua de un charco… A cada persona le llaman la atención detalles distintos. ¿Quién no tiene una lista de cosas que le llaman la atención? Eso nos distingue unos de otros y nos hace sentir vivos.

También soñamos muchas veces en que se junten una serie de factores que creen un marco idílico. Yo sueño con cantar algún día con mis amigos, mientras cae una sueva lluvia y llegan los aromas de la naturaleza mojada. O estar en una ciudad inmensa al atardecer otoñal frío y sentir lejana a la gente mientras la tengo a mi alrededor. Sueños peliculeros, pero sueño al fin y al cabo.

Se que digo disparates, que no soy muy original, pero me gusta recordarme en ocasiones que debemos tener este tipo de cosas. Seguiré fijándome en los supermercados, en cuanta gente ocupa las terrazas de las cafeterías, en la evolución de las nubes, en el trazado de las fachadas o en los orígenes de mi gente.

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