Veranito que llegó,
y completamente distinto a lo que teniamos el año pasado. Estrés de examenes? Que
estrés! Nada, absolutamente nada, no nos hemos preocupado lo más mínimo de las
pruebas de la universidad. Cansado de matarme a estudiar y condicionar mi
tiempo a las labores, el tiempo se condiciona a lo que realmente te gusta, lo
otro, simplemente obligaciones que no hay que dejar de lado.
Viene el calor,
tras unos dias asfixiantes donde dormir se hace un castigo más que un descanso,
ahora refresca de noche. Se está muy bien al lado de la ventana, donde entran
airecillo que sabe a gloria. No es que me entusiasme la idea de pasar un verano
a la bartola, sin hacer nada. Me gustaría, como tantos otros estudiantes, poder
trabajar en lgo que me de dinero para mis cosas.
Tampoco es que lo
esé buscando con insistencia, la cosa está chunga y por eso mismo desanima el
ponerse a buscar. Mientras, nos tomamos unos dias de relax, leemos, ese hábito
que el instituto y la universidad no ha arrebatado. ¿Porque? Por hacerme leer
cosas que no tienen ningún sentido, que son somniferos para los lectores, sin
embargo, si el tema es sugerente, es un gran pasatiempo.
En lo ánimo,
paranoias de todo tipo, a unos les llegan alergias y a mi pensamientos
trastornadores. Que si nadie me quiere, que si estoy solo, que si hago el ridículo
con mis comentarios, que si quialquiera recibe más apoyo que el mio, como si el
hecho de tener admiradores supusiera más felicidad. No podemos caer en ese
error, la felicidad depende de uno mismo y de lo que haga en su dia a dia.
Y así nos
plantamos en otro verano, aprovechemoslo, como en tantos anteriores, para
reflexionar, para fortalecer el autoestima para desconectar del mundo. Visitemos
el famoso búnker de los recuerdos, donde entras desanimado y sales renovado. Allí
es donde debo pasar mis vacaciones, mientras los demás visitan sus segundas
residencias. Alla vamos felicidad!