Hace un mes de todo, de todo lo que me había propuesto para este año y ahora solo queda recoger, recoger la felicidad y amortizarla. Me sirvió para confiar, para que afronte las cosas con ganas, lo añoró y ya cuento los días para repetir. A veces, un acontecimiento es el punto de inflexión que cambiará nuestras vidas, la forma de ver las cosas con optimismo y confianza.
Ya han pasado pascuas, donde mientras unos se estresaban a trabajos, yo he podido respirar. Me amargué Febrero para disfrutar Marzo y Abril, a saber lo que me depara Mayo. Al menos se que no me esperará lo que el año pasado sufrí, uno de los peores meses de mi vida. Desde el 11 de Junio de 2011, el día de mi “liberación”, decidí tomarme la vida con más calma para disfrutar sin renunciar a nada.
Este mes de Abril me gusta, es calmado, vivo emociones que nunca he vivido antes, casi todas en mi amado Ciutat de València, que ya lo he concebido como mi paraiso particular. Ya tengo confianza con las personas de mi alrededor, no soy un extraño en medio de gente que se conoce desde hace mucho tiempo, me siento integrado en esa familia futbolera que componen el Levante UD.
Lástima que solo queden dos ocasiones para volver, un parón en verano y regresaré, porque estoy ahorrando para volver a sacarme el abono. Incluso lamento no haberlo hecho antes, pero nunca he tenido tantos ingresos como ahora. Las clases de repaso con mi vecina Laura me permiten ese pequeño capricho que tanto disfruto. En definitiva, una calma aparente que espero que nadie sea capaz de torpedear.
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