Ha llegado el mes más corto del año, incrementado con un día más en esta ocasión. Además, trae consigo algo que venía echando de menos desde que el invierno nos invadió, el frío. Una ola de frío siberiana que ha nos está dejando congelados a todos y ya era hora, porque en verano el calor bien que nos aprieta y si ahora es el momento del invierno, debemos pasar frío y no estar a 20 grados como en navidades.
Me encanta ver el termómetro cuando marca 5 grados, o 0 cuando son las 7:30 de la mañana. Sonrío cuando tirito y me meto entre las sabanas de la cama para entrar en calor, adoro las prendas de lana, los guantes, la bufanda, amo las bajas temperaturas. Tan solo me sabe mal por toda esa gente que no tiene donde refugiarse, que vive en la calle o debe trabajar de noche para ganarse la vida.
Pero dejemos el parte meteorológico para los informativos, que esa es su labor. Sigo contando los días que faltan para marzo, pero ya hemos aparcado el tema para centrarnos en la universidad, donde empezamos nuevo cuatrimestre y quiero pasar un intenso mes de Febrero que me desahogue los siguientes restantes. Aprovecho mi tiempo libre para adelantar faena que luego no tenga que hacer.
Con esa rutina, de la facultad para casa y allí leer libros o aprovechar los huecos libres en Valencia para hacer trabajos, logré pasar unas navidades de lo más tranquilas. Ya lo pensé cuando Mayo de 2011 pasó a ser el peor mes de mi vida, “no quiero volver a pasar lo mismo”, quiero disfrutar, ahora combino tarea con tiempo de ocio y no m quejó. Paso a paso, granito a granito, luego lo agradeceré.
También ando preocupado por algunas cuestiones, dinero que siempre hace falta, el Levante, notas que aun nos deben de dar y que tengo como incógnita. Pero todo se compensará con otras buenas noticias, solo hay que pensar en lo mal que estaba hace un año, cuando surgió el motivo de llevar a cabo este blog. Ahora ya no me importa, al menos aquello sirvio para que Mi Mirada Editorializante naciera de entre la tristeza.
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