A que va a ser verdad que la primavera, la sangre altera. Recaí, volvieron los fantasmas que he intentado dejar a un lado, pero el maldito cromosoma de los celos siempre consigue asomarse para amargar. Dios, ¡quién pudiera extirparlo!
Sensaciones distintas, como a principios de Marzo. En cada frase, en cada situación, en cada movimiento mi ánimo cambia. Puedo pasar a ser la persona más feliz del mundo si consigo notar que algo de lo que hago no sea una tontería. Pero puedo sentirme la persona más frustrada si veo que todos piensan distinto a lo que yo pienso, porque los demás saben, y tienen argumentos de sobra para contrarrestar mis pantomimadas.
Dudo de todo, soy incapaz de hacer cualquier movimiento con la seguridad de saber “si está bien”. Necesito refuerzos, pero cada vez que necesito recurrir a ellos mi ánimo decrece. Ay, tonto de mí que se resigna a sentirse inferior. Otro mes de transición, de ver si las cosas van a mejor o a peor, y por si fuera poco sigo sin ser capaz de encontrar la felicidad más absoluta. No pido ser rico, simplemente ser feliz.
Continuaremos escuchando música, continuaremos sufriendo en silencio, continuaremos redactando para explicar lo que me pasa por la cabeza, continuaremos andando buscando motivos para sonreír. Siempre me ha pasado, llega la primavera y me pongo reflexivo, pero esta vez lo llevaba arrastrando de antes. Solo se que no se nada. Si no me hago poeta ahora mismo, no se cuando lo haré.
Incertidumbre….
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