Otro año que bajamos la persiana en el templo y vaya de que manera, costará olvidarlo. Ilusiones, sufrimiento, nervios, rachas buenas donde parecemos invencibles, rachas malas donde no damos pie con bola. Al final te planteas en algunos momentos porque seguimos viviendo aquí y no lo digo por cosas como las de ayer que está claro que compensan cualquier momento duro. Y en el mar de incertidumbre también me pregunto, porque con todas las facilidades que pone este club para que la gente vaya al campo, no hay más levantinistas en la ciudad. El abono del año que viene lo tendremos gratis, cosa que debería ser la envidia de cualquier aficionado al fútbol, poder disfrutar de su equipo en un estadio donde la visión es privilegiada desde cualquier punto. Será quizá por lo mucho que se sufre dentro? si, este final de temporada ha sido glorioso y maravilloso, pero si echamos la mirada unos meses atrás, todo era pesimismo.
Es cuando de verdad te preguntas que nos mueve a acudir al campo, ¿porque en su dia elegimos ser del Levante? No sabría decir una respuesta científica, pero puestos a imaginarse una locura se me viene una hipótesis. No será que es el Levante UD quien elige a sus aficionados y no al revés? Puede uno elegir ser del Levante o hay una fuerza mística que hace que sea el propio club quien selecciona a los navegantes de su nave? Como una secta, un poder oculto que hace una selección exhaustiva de la sociedad y va lanzando flechas a las personas que solo valen para tener esa identidad granota. No todos valen, deben estar dispuestos a sufrir lo que no está escrito, y una vez son selecionados ya no hay marcha atrás. Conocéis a alguien a haya sido del Levante y luego se haya cambiado por otro club? yo no, y si existe alguien, desde luego que será porque es un intruso.
Hecho la mirada atrás, yo nací en una família de valencianistas como le pasará a la mayoría de personas en esta tierra. Pero el destino me quiso poner en el camino un profesor, un abono gratis y la oportunidad de ir al Ciutat de Valéncia. Ni siquiera sabia donde estaba ese campo, y no me coge especialmente lejos. Allí entré, un domingo por la mañana, con mi padre, y hasta hoy, tenia muy claro que ese iba a ser mi equipo, o incluso más, una forma de vida. A lo mejor es que yo estaba señalado por el club, nací siendo oro "elegido" y solo tenía que darme cuenta de ello, no fue ni siquiera una toma de decisión como escoger entre una helado de chocolate o vainilla. Como yo tal vez le pasará a muchos. Vienen malos momentos y ves a unos cuantos miles de granotas ir al estadio como si lo tuvieran que hacer por necesidad. Son irracionales, devotos, fieles, parecen muchos pero no son tantos en una ciudad de un millón de habitantes.
Por eso pienso, el club elige a personas especiales para que se hagan levantinistas, deben ser personas dispuestas a sufrir, a querer al club, y que bajo ningún concepto podrán abandonar, una religión que les hace moverse de manera inconsciente a Orriols, sin cuestionarse el porque, no pueden luchar contra eso, y aunque los factores externos se alíen para impedirlo, su mente acudirá al Ciutat, tendrán la necesidad de saber que ocurre allí dentro. Yo mismo intenté en su momento dejar de ser levantinista, harto de sufrir, pero acabé tirando la toalla. Pero amigos, cuando esta fuerza te capta el alma, ya no puedes escapar, porque no es algo que podamos escoger, se nos mete en los genes. Quizá sea eso lo que nos diferencia de los demás, que nosotros no elegimos ser del Levante. Siempre veremos personas que nos tengan simpatía y lo hayan decidido, pero acabarán optando por otros colores que les aporten más placer.
Nosotros no, los que solo vemos en este escudo nuestra filosofía para vivir seguiremos acudiendo, sufriendo en silencio, yendo al campo cada dos semanas donde encontramos a esos otros elegidos que forman una familia única en el mundo, levantándonos cada mañana con una sonrisa cuando hemos ganado, nos sentimos más orgullosos que cualquier equipo levantando un título solo por hacer machadas como las de ayer y soportando el orgullo cuando no lo logramos, porque sabemos que ese el ciclo del deporte y que da igual, vamos a seguir siendo granotas. Así lo ha decidido el Levante UD que quiso que fuéramos nosotros los que vivamos este sentimiento, y cuando antes lo aceptemos mejor. No se los demás, pero yo ya hace tiempo que me empecé a sentir un privilegiado de pertenecer a esta gran familia granota. Y si no me sintiera un privilegiado daría lo mismo, porque no lo pude elegir, no elegimos ser del Levante UD.