No he escrito antes esta entrada mensual en la que describo mis sentimientos, sinceramente porque no hace falta, en la anterior entrada resumo todo lo que necesitaba decir. Si, desde que empezó el año solo tengo puestos los sentidos en el reto, y aunque puede parecer muy plasta, es la realidad, yo cuando me encapricho en algo, lo elevo hasta la obsesión.
No se si capricho sería el caso, lo llamaría oportunidad de demostrarme a mi mismo si soy capaz, ilusión no me falta, esperemos que el tiempo acompañe y no solo al climatológico. Pero bueno, ya he hablado bastante de este tema y eso es gracias a la relajación a la que estoy sometido. No tengo presión, la faena de la universidad la hice cuando la necesitaba y este mes ha sido para disfrutar.
Efectivamente, lo he disfrutado, por fin unas navidades tranquilas, sin tener que levantarme pronto para estudiar. Quizá he echado de menos el frío, unas navidades que más bien se parecían a las pascuas por las temperaturas que ha hecho. Me levantaba e iba al ordenador, he visto muchos capítulos de mis series preferidas, algo que no se si desde ahora podré seguir haciendo.
Soy feliz, tengo buenas perspectivas para este año, pese a que el Ministerio me denegó la beca. Ayudaré a mi madre a pagarla, no voy a dejar que sea ella la que cargue con todo el pago, para eso es mi carrera. Una carrera de la que ya estoy renegando, la sacaré adelante, pero ya no me motiva, y empiezo a pensar que lo único me liga a la universidad son los compañeros que tengo.
Bueno, no hay mucho que contar en este mes de Enero en el que soy un año más viejo. Cualquier cosa que pudiera contar sería caer en la repetición, pero me resulta inevitable. Todos los caminos llevan al 16 de Marzo, pero sacaremos de la chistera otros motivos para obsesionarnos y aplazar el deseo. Por ejemplo el Levante, el teatro de los sueños al que iré en muchas ocasiones estas próximas semanas.